miércoles, 6 de abril de 2011

¿Por qué vamos?

Los contextos y escenarios cambiantes caracterizan a nuestras sociedades en los últimos tiempos y marcan una nueva serie de interrogantes en lo que respecta a la intervención en lo social. Los orígenes de las instituciones en general se vinculan a la necesidad de gobernabilidad a partir de la construcción de poblaciones homogéneas, estables. Es por eso que en las últimas décadas han entrado en crisis los dispositivos típicos de intervención, dada la complejidad de las nuevas demandas y la turbulencia de los escenarios.
Irrumpe en este contexto un sujeto inesperado, donde la complejidad del padecimiento marca las dificultades para la intervención con las que se encuentran los abordajes clásicos, uniformes y  preestablecidos, a partir de expresiones transversales de la cuestión social, que superan muchas veces los mandatos de las profesiones y las instituciones.
Este nuevo escenario interpela a las prácticas de la enseñanza e instala nuevas búsquedas en la identificación de estrategias pedagógicas - tipos de contenidos, de experiencias y metodologías- que permitan formar profesionales críticos y fundamentalmente comprometidos con la sociedad, entendiendo que, el  actuar y el saber profesional tienen sentido siempre y cuando puedan aplicarse a situaciones reales y cotidianas.
Así, esta secuencia de cuestiones y problemas muestra la necesidad y la importancia de repensar las prácticas dentro de los escenarios de intervención, y nuevas exigencias ligadas a construir perfiles profesionales e institucionales que puedan dar cuenta de los acontecimientos desde una perspectiva que incorpore diferentes dimensiones de lo social.
Es por eso que creemos que los institutos de enseñanza superior tienen la responsabilidad de permitir al estudiante un acercamiento a diferentes escenarios y contextos de aparición de problemáticas sociales complejas producto de procesos de expulsión social, y a su vez brindar servicio a la comunidad involucrándose plenamente en la definición de los problemas y en la búsqueda de soluciones colectivas. Estos aspectos se encuentran destacados en el artículo 5 del reglamento orgánico del IES Nº 1, donde se establece que es función del instituto “Difundir y consolidar los avances en la construcción de saberes a través del desarrollo de acciones de investigación y extensión orientadas a la aplicación de innovaciones en distintos espacios educativos” ,“Impulsar y desarrollar acciones de cooperación, articulación e intercambio con la comunidad y otras instituciones” y “Ofrecer a la comunidad la provisión de múltiples servicios, entre los cuales pueden destacarse el asesoramiento educativo y la producción de material educativo específico”.
En este marco, consideramos que  los proyectos de extensión resultan un espacio de aprendizaje en la práctica de saberes y actitudes para abordar profesionalmente situaciones de desigualdad y poner al estudiante en contacto con la realidad y en situación de asumir una visión crítica y transformadora del conocimiento que van construyendo en ésta institución, entendiendo que, todo conocimiento está en la práctica social, en la actividad transformadora. De esta manera  se busca integrar la construcción y puesta en circulación del conocimiento hacia el interior de la institución educativa y hacia fuera, convirtiéndose en algo valioso para los estudiantes, la institución y la comunidad.  En este sentido retomamos lo señalado por Ana Quiroga y Paulo Freire quienes sostienen que, “el acto de producir conocimiento no es obra de una conciencia singular sino una de las formas de la práctica social, práctica que tiene como sujeto a los hombres articulados entre sí por las relaciones sociales”[1]. Esta concepción del conocimiento, como proceso de producción social de un sujeto colectivo, debe enmarcar y orientar nuestra tarea en el campo del aprendizaje.
Además, al proyectar la articulación de la extensión con la enseñanza entran en cuestionamiento aspectos tales como el tipo de graduado que se quiere formar, la forma que debería adoptar la enseñanza, el lugar de la práctica en la construcción de conocimiento y en la estructura y contenidos de los planes de estudio.


[1] FREIRE, P. y A. PAMPLIEGA. “El proceso educativo según P. Freire y E. Pichón-Riviére”. Seminario. Buenos Aires, Ed. Cinco, 1986.

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